miércoles, 14 de noviembre de 2012

JUEGO DE NIÑAS

Los senos de mi amiga Serafina, eran como dos hermosos pompones de algodón que se exhibían impúdicos, mientras nos cambiábamos en mi cuarto para salir al colegio en Villa Pueyrredon
Me quedaba contemplándolos un largo rato sentada desde mi cama; hasta que ella me descubría observándolos boquiabiertos, y reía hasta no poder mas.
_ te gustan mis tetas, Juana? Reía y la seda de la camisa de la escuela se deslizaba por sus pechos hasta caer por encima del pantalón.
Pero lo que Serafina no sabía era que no solo me gustaban sus senos, si no también sus ojos, sus piernas, sus dedos, su pelo; pero lo que más me gustaba de ella era su manera de besarme. Si, con Serafina nos besábamos, y nos dábamos besos de todo tipo; con lengua, sin lengua, picos, en el cachete, mordiéndonos los labios. Hasta tratábamos de inventar nuevas formas de besar.
A Serafina le gustaba Patricio de  5 b, a ella siempre le gustaban los chicos más grandes.
Yo no era amiga de Patricio, ni amiga de los amigos de Patricio, yo solamente era amiga de Serafina y odiaba la idea de tener que compartir.
Patricio y yo competíamos por Serafina, de eso me di cuenta mucho después de terminado el colegio. En esos años,  mas que competencia, lo que tenia yo era un impulso permanente de querer matarlo a el. Me consolaba pensar que el no la besaba, ni dormía en su cuarto, ni podía mirarla mientras se cambiaba, ni iban al baño juntos como hacíamos nosotras dos.
Pero lo que yo realmente no podía evitar, era que en los recreos, Serafina me hable minutos enteros de Patricio, mientras lo veíamos jugar al fútbol, sentadas en el campito al lado del Aula Mayor.
Ese inexperto, de torso sin bello, con manos grandes y espalda prometedora, hacia que Serafina enrojeciera sin vergüenza, y experimentara con  su cuerpo de puberal-adolescente, sensaciones que todavía eran in atrapables para nuestra prematura edad.
Yo en esos momentos la miraba con recelo, y bañada de cólera y celos; siempre interrumpía sus momentos de éxtasis travieso, con algún chiste tonto, un chisme barato de las chicas de cuarto, o hasta a veces, la sorprendía con un beso largo y le recordaba en seguida de lo importante de nuestra amistad.
Llego una tarde, en la que ella,  perdida totalmente ya entre las fantasías de baños mojados con su amante impoluto, paso todo un día sin hablarme; y yo endemoniada por mis celos que se volvían cada vez mas insoportables, llegue a pensar que si yo no podía tener a Serafina, entonces no la tendría nadie mas.
Y sabia que había algo, que a ella le dolería y la alejaría de el para siempre, pero también sabia, la alejaría de mi.
Ese mismo día, después de terminado el recreo, corrí hasta donde estaba Patricio junto a sus amigos, y a medida que yo, decidía me aproximaba, iba percibiendo la mirada inquisidora de Serafina detrás de mi.
Cuando llegue a su lado, me acerque lo más que pude, hasta sentir el aguijón  desesperado de mi amiga, que se encontraba del otro lado del corredor; y le dije suavemente al odio, a mi odiado Patricio, si quería besarme.
Sabia por mis atributos corporales prematuros, que el no se iba a negar.
Y allí delante de toda la escuela, pero principalmente delante de Serafina, el acerco sus finos labios rojizos hasta encontrarse con los míos, y me beso.
Por un minuto, pensé que podía morir; empecé a sentir algo húmedo que me hacia abrir la boca un poco mas.
Ese beso de lengua, no era el mismo que me daba con Serafina. Era un beso que atravesaba mis entrañas, mi garganta y llegaba hasta el vientre para hacerme estremecer. Humedecí.
Enceguecí, olvide mi nombre, el suyo y mi lugar. Temblé en sus manos. Y mis manos traicioneras se dejaron manejar.
Despegarnos costo la vida, y los ojos de Patricio, de pronto se convirtieron en  el cielo, su sonrisa en paraíso, y su boca en el mar.
Me había enamorado.
Había tenido mi primer orgasmo, delante de testigos inocentes, delante de Serafina, delante de el. Había perdido la cordura.
Serafina, como era de esperarse, nunca mas me hablo. Terminamos la escuela y perdí su rastro.
Con Patricio fuimos novios hasta la secundaria, hasta que me dejo, por la que era, en ese entonces, mi mejor amiga: Ambar.
Hoy revelo esta historia, por que me pregunto, que hubiese pasado si no lo besaba, que hubiese pasado si Serafina se quedaba con el, si yo no me enamoraba, primero de ella. 
Y mas me pregunto: ¿El sexo, puede mas que la amistad?

1 comentario:

  1. tengo una poesía con el mismo título, que habla de algo parecido!! hahaha mua

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